viernes, 21 de marzo de 2014

MADRUGADAS BLANCAS.

CHRISTIAN HOPKINS.
Unamos el silencio
y el eco mudo de las manos.

La vida sigue...
indiferente y ajena.

Cerremos los ojos
y saboreemos desde esta fiel oscuridad
la sal de un océano que nos ahoga.

Puede que algún día 
vuelvan a sonar nuestras risas...
y que los colores inunden de nuevo
las madrugadas más blancas.

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